Un motivo de consulta muy frecuente es el bajo deseo sexual o deseo hipoactivo, entendido como las “ganas” de mantener relaciones sexuales. Solemos pensar que existe una cantidad adecuada o normal de deseo con la que comparar. Concretamos el deseo sexual de forma cuantitativa cuando es la calidad lo que debería delimitarlo.
Abandonamos los comportamientos que no son reforzados, es decir, los que no han sido placenteros o no hemos obtenido beneficios por su realización. De esta forma, cuando los encuentros eróticos dejan de ser placenteros es más probable que desaparezcan. Podemos dejar de disfrutar debido a la ausencia de muestras de cariño, por no obtener erecciones u orgasmos, por la falta de contacto física, por la ausencia de unión con la pareja… etc.
Otra cuestión importante relacionada con el deseo sería que la pareja haya dejado de cultivar el mismo. Determinados eventos vitales propician que dejemos de planificar espacios para nuestros encuentros eróticos, la falta de comunicación limita nuestras oportunidades para expresar qué queremos, qué nos agrada, qué nos disgusta, cómo queremos que nos acaricien, nos besen, etc. En muchas ocasiones estamos “esperando que surja el deseo”, esta idea se corresponde con un falso mito ya que debemos invertir en el deseo para que aparezca, planificando nuestros encuentros, favoreciendo las peticiones por parte de ambos miembros de la pareja, potenciando las muestras afectivas y de contacto físico…
Además, no debemos restar importancia a otra serie de variables psicológicas o físicas como pueden ser el cansancio o el estrés ya que representan la mayor causa de disminución de la líbido según las investigaciones. El descanso es una necesidad primaria que debe estar cubierta para que se produzca el deseo sexual.
Las relaciones sexuales son un factor fundamental en las relaciones de pareja. En muchas ocasiones se produce un desajuste entre el deseo de cada miembro de pareja, lo que puede deteriorar la relación de pareja. Debemos entender el deseo de forma multifactorial, existiendo tantos deseos como personas y tantas maneras de ajustarlo como parejas.
¿Cómo podemos mejorar nuestro deseo sexual?
- Aumentando la cantidad, calidad y variedad de los encuentros sexuales
- Aprendiendo habilidades para planificar y negociar estos encuentros
- Practicando una estimulación adecuada a través de la focalización sensorial, dirigida a explorar nuevas zonas erógenas
- Aprendiendo a manejar la ansiedad ante los encuentros
- Mejorando nuestra autoestima, si nos sentimos bien con nosotr@s mism@s estaremos potenciando nuestro deseo y seremos más atractiv@s para los demás
- Cultivando fantasías y crecimiento erótico que faciliten nuestra excitación, a través de materiales como relatos, vídeos, imágenes…
- Entrenando en solución de problemas y reforzamiento mutuo en la pareja como forma de mejorar el clima general entre ambos miembros
Todo los factores que se han ido enumerando están estrechamente relacionados y pueden suponer una disfunción sexual para las personas que viven su deseo con malestar. Será entonces recomendable consultar con un especialista que pueda guiarnos hacia el desarrollo de nuestro deseo sexual.