¿Por qué son tan poderosas nuestras creencias y valores? ¿Por qué somos capaces de renunciar a nuestra seguridad o comodidad para no sentirnos mal por actuar en contra de nuestros valores?
Nuestras primeras creencias y valores surgen de la necesidad de ser amado y querido por nuestros padres. Para sentirnos personas seguras, hicimos nuestras sus creencias sobre la forma de trabajar, cómo afrontar los errores, los objetivos adecuados en la vida, el manejo emocional, lo que uno debe a sus padres u otros familiares y la confianza que hay que tener en uno mismo. Los términos que hemos aprendido así como sus opuestos, han sido utilizados por nuestros padres como varas de medir con las que evaluar a las personas y su conducta.
Los “deberías” con los que vamos desarrollándonos se relacionan con la verdad, es decir, para sentirnos motivados y actuar según un deber, debemos estar convencidos de su veracidad. De esta forma tratamos de vivir de acuerdo a nuestros deberías aunque a veces suponga sentimientos de culpa y autorreproche.
Aunque nuestros esquemas y valores se hayan formado desde nuestra infancia siempre podremos modificarlos haciéndolos más sanos y adaptativos. Para que nuestras creencias y deberías sean sanos y beneficiosos deben:
- Ser flexibles, nos permiten excepciones cuando las circunstancias lo requieren, los valores rígidos suelen contener palabras como siempre, nunca o todo.
- Ser propios, no introyectados, es decir, debemos examinarlos desde un punto de vista crítico para ver si encajan en nuestras circunstancias, personalidad y necesidades. No será beneficioso interiorizar los valores familiares sin valorar si son adecuados para nosotros.
- Ser realistas, de forma que se basan en evaluaciones tanto positivas como negativas y no sólo en términos de correcto o incorrecto.
- Mejoran la vida, no nos limitan, las reglas que seguimos han de tener en cuenta nuestras necesidades emocionales, intelectuales, de ocio…
¿Son tus valores beneficiosos o dañinos?
Ahora conoces diferentes criterios con los que averiguar cómo son tus creencias, normas y deberías. Si consideras que tus esquemas están limitando tu vida o te hacen sufrir de alguna manera, no dudes en consultar con un profesional. Te ayudará a identificar tus valores y a hacerlos más flexibles, realistas y adaptativos.