El enamoramiento es un estado de locura transitoria, un estado pasional en el que se produce alteración de la conciencia y desconexión de la realidad. Pero el enamoramiento tiene fecha de caducidad, y cuando acaba puede transformarse en AMOR, DESAMOR O DESAJUSTE.
Durante la fase de enamoramiento la persona enamorada idealiza a la persona amada, no tiene defectos, es un ser único, el amor es ciego… Cuando estamos enamorad@s estamos dispuestos a hacer todo lo que nuestra pareja nos pide, focalizamos la atención en ella y todo lo demás es indiferente.
Durante esta fase existe un deseo de vivir en estado fusional, podríamos imaginarnos dos personas y un solo corazón. También se identifica en estas parejas el deseo de confundirse con el otr@, es decir, se produce pérdida de la propia identidad.
A nivel físico el enamoramiento nos produce una fuerte excitación nerviosa, hiperactividad, alteraciones en el sueño y la alimentación, escalofríos, palpitaciones, cosquilleos y las famosas mariposas en el estómago.
Con el tiempo esta etapa se va transformando, se produce un desarrollo en el que se desmitifica a la persona amada, aparece la realidad, sus virtudes y sus defectos y aprendemos a vivir con ellos. Amar es recuperar la propia identidad y respetar la identidad de mi pareja. Amar es respetar lo diferente, aceptando las separaciones y resolviendo los conflictos con límites entre qué soy yo, qué eres tú y qué somos nosotros.
El AMOR se consolida con el tiempo, se da un equilibrio entre lo personal y lo compartido, se aceptan los elementos tanto positivos como negativos.
“Sol@ estoy bien, pero contigo estoy mejor”
Sin embargo, en la transformación a veces aparece el DESAMOR, la realidad se impone y no me gusta todo lo que veo. Si el desenamoramiento es por parte de ambos miembros de la pareja, no aparecerán problemas. Pero si el enamoramiento se produce en una de las partes de la pareja, tendremos que enfrentarnos a un duelo amoroso.
También podemos encontrarnos en una situación ambivalente en la que se da el DESAJUSTE EN LA PAREJA. La realidad hace que vayan apareciendo los verdaderos yo, y con ello las diferencias. La persona amada ya no es un ser maravilloso, sino que tiene defectos que dificultan la interacción, aparecen las críticas, discusiones , frustración…
Nadie nos enseña a cuidar el amor, nadie nos enseña a convivir con otra persona. No siempre contamos con unas adecuadas habilidades de comunicación o de resolución de conflictos. No siempre sabemos cómo aceptar a la otra persona tal y como es, no atribuyéndole la responsabilidad de mi propia felicidad y siendo capaz de expresar mis necesidades. La terapia de pareja es un recurso adecuado en estos casos, en el proceso terapéutico podemos adquirir herramientas para mejorar la relación o para resolver esta situación ambivalente “ni contigo ni sin ti”.