Crecemos en una sociedad de la que aprendemos que debemos encontrar a nuestra media naranja para poder ser felices. A través de las canciones, las películas y las series de televisión nos formamos una idea del amor y las relaciones basada en la dependencia, que acaba siendo muy dañina.
Ya lo decía Amaral… Sin ti no soy nada.
Nos han inculcado, que afirmaciones como ésta son muestras de amor y hacen referencia a verdaderos sentimientos.
Sin embargo, y al contrario de lo parece establecer nuestra cultura, sí es posible amar con independencia y aun así seguir amando. Es posible eliminar las ataduras y mantener vivo el fuego del amor. Entregarse afectivamente no implica desaparecer en el otro, sino integrarse respetuosamente. El amor sano es la suma de dos, en la cual nadie pierde (Walter Riso).
Para que nuestras relaciones de pareja sean saludables es necesario que nos queramos a nosotros mismos y tengamos un “montón de cosas entre manos”. No hay incompatibilidad entre amar y amarse a uno mismo.
Podemos imaginarnos nuestra vida como un edificio con muchos y resistentes pilares. Uno de estos pilares sería nuestra pareja, quien nos ayuda a mantener nuestro edificio bien firme. Sin embargo, con un solo pilar será muy difícil que nuestro edificio soporte la fuerza del viento y la lluvia. Por ello, debemos formar muchos otros pilares. Unos buenos pilares podrían ser los amigos, la familia, el trabajo, nuestros hobbies… Si repartimos el peso del edificio entre todos estos pilares, nuestra pareja no se verá sobrecargada. Cada miembro de la pareja debe ser responsable de hacerse feliz a sí mismo. No debemos esperar que el otro resuelva todos nuestros problemas y nos haga siempre felices.
¿Y si en algún momento no contamos con el pilar de la pareja y el edificio llega a tambalearse? Una persona con los otros pilares fuertes y sólidos, ante la pérdida de uno de ellos, se desestabilizará, pero le será más fácil reponerse porque tiene los otros pilares para apoyarse en ellos.
Piensa ahora en tu edificio, en los pilares que tiene, y en cuáles debes trabajar para conseguir una felicidad resistente y duradera.